Elizabeth Salgado

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Mi Narrativo

Tac-tac-tac. 

Tac-tac-tac. 

Tac-tac-tac

 

               Ya tarde en la noche, todo lo que puedo oír es tac-tac-tac. Lo que inicialmente me volvió loca, creció a darme gran consuelo. Tac-tac-tac, seguido por la ocasional mezcla de papeles. Tac-tac-tac. El sonido del teclado de la computadora de mi mamá continuaría por horas en la noche, mucho después de la hora que yo me había dormido. Uno de mis primeros recuerdos de la infancia es este sonido del teclado en la noche, mientras que todo lo demás estaba tranquilo. Estas eran las únicas horas que mi madre tenia para escribir sus papeles para la escuela, sin la distracción de los niños o el trabajo. Ella dio demasiado, por tanto tiempo, para que mis hermanos y yo podamos tener una vida mejor. Es por eso que mi historia comienza con ella.

Igual que muchos otros hijos de inmigrantes, mi historia comienza antes de que naciera yo, en México. Mi mamá, que en algún tiempo era contadora, nunca quiso casarse. Ella creció casi toda la vida sin papá, o con padrastros malos. Casi no tuvo modelos masculinos que era positivos en su vida, y veía cómo su mamá sufría cada día porque siempre dependía de otra persona para poder cuidar a sus dos hijas. Tuvieron una vida muy dura en la pobreza, por eso decidió que nunca quiso depender de nadie, especialmente de un hombre para vivir su vida. Mi mamá se dedicó a obtener una educación y obtener un trabajo bien remunerado, por lo que nunca necesitaría depender de otra persona para tener un lugar donde vivir. Sin embargo, cuando conoció a mi padre, ella cambió un poco. Una vez vacilante en salir con hombres, se enamoró de un hombre que era exactamente lo contrario de ella, y que vivía en otro país.

               Enfrentaron muchas dificultades a lo largo de su relación, con personas en sus familias tratando activamente de mantenerlos separados. Además de eso,  mi papá vivía en los Estados Unidos durante gran parte de su relación. Sin embargo, eventualmente lo hicieron funcionar y mi papá regresó a México para reunirse con mmi mamá y abrir una pequeña tienda de muebles allí. Sin embargo, cuando eso sucedió, los primos de mi mamá hicieron todo lo posible para sacarlo del negocio. Y tuvieron éxito.

               Mi papá se sentía sin opciones, y tenía que mantener a su familia. Por eso, se regresó a EE. UU., justo lo que querían los primos de mi mamá. Intentaron hacer su matrimonio funcionar a larga distancia, pero mi hermano mayor pasaba las noches llorando por su padre. Finalmente, mi mamá se mudó a los Estados Unidos con mi papá, porque no quería que su hijo creciera sin un padre como ella. ¡Aquí es donde entro yo!

               Mi mamá tenia como cinco meses de embarazo cuando y mi hermano subieron a un avión para venir a Chicago. Pero, ella no le dijo a nadie que estaba embarazada. Desde que llegaron en enero, ella básicamente me trajo de contrabando al país usando un abrigo que estaba demasiado grande para ella para esconder su vientre. Unos meses después, nací, y luego como un año después de eso, nació mi hermano menor.

Ser el secreto de mi mamá ha sido una parte importante de mi vida, aunque no me recuerde de eso. He sido una persona tímida por bastante tiempo; así que casi siempre intento de pasar lo más desaparecida que pueda. No me gusta la atención, así que no hago nada para atraerlo. Sin embargo, también crecí con dos hermanos, y para poder ser escuchado, necesitaba ser ruidosa. Era tímida con los extraños, pero ruidosa y implacable en casa. Mi mama también quería que fuera independiente desde una edad chica. Ella no quería que tuviera miedo de salir al mundo, o tener que depender de mis hermanos o padres para poder hablar. Por lo tanto, varias veces me obligaba a hacer preguntas a figuras de autoridad, o ser su voz en entornos sociales. Aunque aborrezco hablar en público y pedir ayuda, sé que puedo hacerlo gracias a mi mama. Si algo se necesita, lo hago. Si necesito pedir ayuda, lo haré. Es gracias a mi mama que puedo sentirme cómoda al sentirme incómoda.

Además de eso, ella siempre me ha animado a ir a la escuela. Cuando llegó a Chicago, no tenía trabajo, y solo sabía un poco del idioma. Pasó de ser una mujer independiente y poderosa a ser una dócil mama de casa, y lo odió. Ella amaba a su familia, pero ya que comenzamos la escuela, ella quería sentirse útil de nuevo. Buscó cualquier trabajo que pudo encontrar, pero no tuvo éxito. Le lloró a mi papa porque solicitó tantos trabajos y ninguno de ellos la aceptaron. Lo que fue uno de sus puntos de quiebre fue cuando McDonald's, el lugar que le da trabajo a los jóvenes sin experiencia, tampoco la quisieron contratar. Mi papa le dijo que no se preocupara, que algo saldría a la luz, y que Dios tenía un plan más grande para ella. ¡Afortunadamente, él tenía razón! Un día, cuando estaba recogiendo a mi hermano de la escuela, vio un volante para un trabajo como asistente de maestra en su escuela. No esperaba nada más que ayudar a mantener la clase ordenada, pero gracias a su título en México, pudo obtener una beca para estudiar en la UIC. Finalmente obtuvo su maestría en educación bilingüe, y ha sido maestra desde entonces. Si hubiera conseguido ese trabajo en McDonald's, es posible que nunca haya visto ese volante, y todas nuestras vidas hubieran sido muy diferentes. Ella estaba en la escuela durante la mayor parte de mi vida que yo me recuerde. Porque tuvo que atender la escuela medio tiempo, se tardo como ocho años obtener ese título. La mayor parte de lo que yo me recuerde es que ella venia de clase ya en la noche, se quedaba tarde para escribir ensayos, por supuesto, ese tac-tac-tac. Otros días no la veía en absoluto, así que cuando escuchaba el teclado, fue un gran consuelo saber que ella estaba en casa.

               Sin embargo, mis días favoritos eran los días que nos llevaba a mis hermanos y a mí a clase con ella. Caminábamos por los pasillos, hacíamos la tarea en salones vacíos, o peleábamos hasta que ella nos separaba por ser demasiado ruidosos. La escuela siempre ha sido una gran parte de mi vida. Mi mama me crió para ver la educación como la cosa más valiosa que yo podría obtener. No crecimos con mucho dinero, así que no tenía muchas posesiones materiales y no me importaban. La escuela era mi forma de ser independiente. Era mi boleto para ir adonde yo quiera, solo tenía que elegir.

Esto me ha hecho a ser una persona extremadamente indecisa. Me encanta soñar, e imaginar las miles de formas diferentes en que mi vida podría evolucionar dependiendo de lo que yo decida. ¿Qué pasa si un día, solo decido mudarme a España, comenzar una nueva vida y ver qué pasa? Mis padres siempre me han dicho que mientras vaya a la escuela, todo es posible. ¡Esto me ha llevado a no saber qué hacer, debido a todas las opciones! Paso tanto tiempo meditando sobre lo que haré con mi vida, y me preocupo si estoy haciendo lo suficiente para que mis padres estén orgullosos de mi. Me preocupa tanto hacer algo significativo con mi vida. Quiero asegurarme de que mis padres dejen atrás todo lo que conocieron en México y valió la pena. He luchado con la ansiedad en el pasado y continúo preocupándome por lo que voy a hacer con mi vida. Me preocupan mis hermanos, sus problemas y me preocupan mis dos países.

               Además, mis padres me criaron a nunca confiar en nadie. Fueron traicionados una vez por la familia, entonces me dijeron que siempre dude de las intenciones de todos. También en algún tiempo fui casi secuestrada de la guardería, pero, afortunadamente, atraparon al hombre que estaba escondido conmigo en sus brazos. Debido a todo esto, es difícil para mí confiar en las personas y abrirme fácilmente. Toda mi vida me enseñaron a ser independiente, prudente, pero también amable. Soy una persona que se preocupa por todos, pero que tampoco confía en nadie. Debido a todas las luchas que mis padres han sufrido en sus vidas, me han criado para ser cautelosa, y de alguna manera crecer antes de que estuviera lista. Como muchas veces me quedé sola con mis dos hermanos, me enseñaron a tomar las riendas y ser adulta cuando era necesario. Yo era la mujer, así que necesitaba tener el control. Mis hermanos me siguieron muy fácilmente, ya que sabían que mi mama me dejaría a cargo. No se porque, pero, siempre fui la responsable, a pesar de que no era la mayor de edad. Me preocupo por las personas en mi vida, especialmente mi hermanito. Debido a que nació prematuramente, siempre estuvo enfermo desde chiquito. Así que era mi trabajo asegurarme de que él estaba bien, de que ningún extraño se acercara demasiado, y asegurarme de que nunca nos perdiéramos. La mayor parte de mi vida lo he cuidado, e incluso ahora que ambos somos adultos, todavía siento que es mi hermanito, que todavía necesita ayuda. Todavía lo llevé a su primer día de la universidad. Todavía lo ayudo con su tarea y todavía lo llevo al médico cuando está enfermo. Mi mama siempre me ha dicho que él no es solo su hijo; de alguna manera él es mi hijo también. Cuando la gente piden que diga algo sobre mí, cas siempre hablo de mi familia. Siento que ser hermana es parte de quien soy, y no puedo ser completa sin incluir a mi familia en esa historia.

               Junto con mi familia, también estoy compuesta por mi cultura. En la escuela primaria, los niños siempre me llamaban güera, porque no aprendí español hasta que ya estuviera mas grande, así que tenía acento cuando lo hablaba. Amaba mi cultura, pero tenía miedo de adoptarlo, porque no quería que se burlaran de mi. Luego, cuando llegué a Loyola y comencé a tener más amigos güeros que amigos latinos, de repente me convertí a ser muy mexicana. No me había dado cuenta de que tanto mi cultura estaba integrado en mi personalidad hasta que me salí de esa comunidad. De repente, la gente me decía que tenía un acento en INGLÉS, mi primer idioma. Fue muy extraño para mi. No entendían todas mis referencias, y algunas veces no sabia como decir algunas palabras, porque solo podía pensar en esa palabra en español. Nunca había sido tan consciente de lo importante que es para mí ser mexicana hasta que estuve en Loyola. Me siento más cómoda con otros latinos porque siento una sensación de comunidad con ellos. No soy toda yo cuando no puedo hablar en los dos idiomas. No soy toda yo, sin la cultura y las prácticas mexicanas con las que crecí.

               En mi historia, también incluyo a mi vida como estudiante. Una de las partes más importantes de mi vida es mi papel como estudiante, y siento que ese papel cambio cuando llegue a la secundaria. No quería ir a la escuela secundaria de mi barrio, ya que no quería seguir rodeada de violencia de pandillas y otras malas influencias. Entonces, fui a Lane Tech, que quedaba lejos de mi casa. Allí, conocí a mi mejor amiga, quien me abrió la puerta a muchas cosas nuevas. Ella me ha enseñado a confiar y a ser descuidada al mismo tiempo. En una escuela tan grande, me abrieron a nuevas experiencias, nuevas personas y más independencia. Cuando llegué a esa escuela, me di cuenta de que si quería tener éxito dependía de mí. Después de graduarme, vine a Loyola para estar cerca de casa, ya que mi hermanito aún me necesitaba aquí.

Para ser completamente honesta, siempre me ha gustado la escuela, pero mi primer año en Loyola fue una de las etapas más difíciles de mi vida. Casi me salí de la escuela varias veces. Estaba acostumbrada a ser una de los estudiantes mas inteligentes, y a estar al lado de personas que se veían exactamente como yo, mexicana. En Loyola, eso cambió por completo. Todos eran mucho más inteligentes que yo, mucho más güeros, y mucho más ricos. Me sentí como una extraña. Todos mis amigos de la escuela secundaria habían ido a diferentes universidades, así que me dejaron sola. Habían muchos días en que no le hablaba a nadie hasta que llegara a casa con mi familia. Casi reprobé mis clases de Biología y Química. No pude conectarme con otros estudiantes en el campus, y para colmo, era una carga financiera para mis padres. Todo iba mal en mi vida, y sentí que había decepcionado a mis padres. No vinieron a este país para tener una hija que fuera un fracaso tan grande.

               Fue difícil por mucho tiempo, pero tuve la bendición de conocer a una persona que honestamente cambiaría mi vida. Tina García, la coordinadora de la vida fuera-de-campus, y yo nos conocimos en uno de los eventos Joe & Go, donde fui a su oficina a tomar un café gratis. A partir de ese momento, hablaríamos un rato y luego seguiría en mi día. Los martes fueron mis días favoritos, porque me daría la oportunidad de hablar con ella y con algunos de los otros estudiantes que conocí. Tina y yo seguimos hablando, y le conté todo sobre cómo me sentía. Ella me dio el apoyo que necesitaba para darme cuenta de que podía continuar. Ella siempre me hizo sentir valida. Ella siempre escuchaba, y de alguna manera sabía cuando no me sentía bien. Ella me ayudó a involucrarme más en el campus, me ayudó a sentirme mejor con mis clases, incluso me ayudó a conseguir el trabajo que tengo ahora. Ella me recordó que puedo hacer cualquier cosa, y me recordó cuánto valoro mi educación. Fue difícil entonces, pero eso no significaba que no iba salir adelante. Tina me ayudó a ver a Loyola como un hogar. Sin ella, sinceramente, no sé si todavía estaría en Loyola. Estoy muy agradecida de haber conocido a alguien tan amable con quien me pude sentir en paz en ese lugar tan extraño.

               Por lo tanto, creo que para llegar a conocerme realmente, uno tiene que conocer primero a las personas en mi vida. Soy una persona al quien le encanta cuidar a los demás. Después de todo, soy una especialista en servicios humanos; mejorar el mundo para las personas es uno de mis sueños. Amo a la escuela, y siempre he valorado ser una mujer inteligente e independiente. He tenido modelos femeninos increíbles, fuertes, que me han enseñado que puedo hacer cualquier cosa. Han moldeado mi visión de la vida y me han enseñado que los tiempos difíciles siempre pasarán a aquellos que se esfuercen. Gracias a la gente en mi vida, I am who I am, and I am where I need to be at this time. Ese sonido de tac-tac-tac es parte de quien soy. En ese momento no tenía idea de que el tac-tac-tac sería tan simbólico para el resto de mi vida. Sin embargo, mirando hacia atrás, no puedo pensar en una mejor manera de representar el viaje de toda la vida que he tenido con la escuela, la familia y otras dificultades en el camino. Aunque siempre me preocuparé por lo que pase en el futuro, no dudo de que pase lo que pase, las cosas deben de suceder para llevarme a donde quiero o necesito estar.

 

 

 

Author: Elizabeth Salgado
Last modified: 5/20/2018 4:58 PM (EDT)